Brasil - Santa Clara

Nacido y criado en el interior de Minas Gerais, Paulo Afonso de Resende guarda gratos recuerdos de su infancia. Desde muy joven, fue testigo de la belleza de la producción de café, observando la dedicación de su padre en los campos para proporcionar a la familia una vida digna. El ejemplo de trabajo duro de su padre lo motivó a seguir sus sueños, que eventualmente lo llevaron a la capital del Estado, donde Paulo Afonso estudió para convertirse en ingeniero.

Después de un largo y exitoso recorrido como ingeniero en Belo Horizonte, Paulo Afonso decidió cumplir otro deseo personal y reconectar con la historia de su familia y sus orígenes en el campo. Así, en 1993, compró la Fazenda Santa Clara, ubicada en Oliveira, Minas Gerais, donde comenzó un nuevo capítulo como productor de café.

Empezó a plantar sus primeras parcelas, pero sin mucho conocimiento previo en agricultura, el apoyo de expertos, agrónomos y sus compañeros de trabajo en la finca fueron esenciales para su desarrollo en este nuevo negocio. Gracias a su persistencia y esta valiosa asistencia, Paulo Afonso pudo organizar un plan a largo plazo para la finca a lo largo de los años y hoy en día la Fazenda Santa Clara es reconocida en la región por la calidad de los cafés producidos.

Su formación como ingeniero le da a Paulo Afonso un ojo para los detalles en la organización de procesos y operaciones. Más recientemente, Paulo Afonso ha estado invirtiendo en la infraestructura de la finca, realizando mejoras e innovando en la cosecha y poscosecha. También está muy preocupado por mejorar las condiciones laborales y de vida de todos los empleados de la finca. Habiendo recorrido un largo camino, Paulo Afonso ahora fomenta otro sueño: que sus hijos continúen la historia de la finca y de su familia, generando aún más prosperidad para todos los involucrados en el futuro.

Sobre Brasil

El mayor productor y exportador de café del mundo también se destaca por su calidad. Las grandes extensiones de Brasil permiten áreas de cultivo diversificadas con características complejas en la bebida. La mayoría de los cafés brasileños tienden a ser bajos en acidez, con cuerpo pesado y dulces, a menudo con sabores a chocolate y nueces. Sin embargo, hay tal diversidad en cuanto a terroirs y microclimas que estamos comenzando a ver más a menudo cafés de alta calidad que desafían este estándar.